UN PASO MÁS PARA LA EQUIPARACIÓN DE MUJERES Y HOMBRES EN EL DEPORTE
Jen Welter, entrenadora asistente de Arizona Cardinals, se convirtió en la primera mujer en formar parte de un “staff” de entrenadores durante un partido de la NFL, la misma noche en que Sarah Thomas hacía su debut como árbitro de manera oficial en pretemporada.
Jen y Sarah se saludaron antes el inicio del partido. No fue un saludo cualquiera. Fue una acción que derribó muros. En un mundo considerado exclusivo para hombres, la Liga Nacional de Fútbol Americano entró a una era nueva ese día. Se trataba de dos personas totalmente capacitadas para actuar en el nivel más alto de su profesión. Ni más ni menos.
Pero la caída de barreras de género en la NFL sigue la estela de la caída de barreras de género en la NBA. Violet Palmer y Dee Kantner fueron contratadas como árbitros de la NBA en 1997 y Lauren Holtkamp se convirtió en la tercera oficial femenina de la liga la temporada pasada.
Becky Hammon se convirtió en la primera entrenadora asistente de la NBA con los San Antonio Spurs la pasada temporada. La destacada ex-jugadora de la WNBA no solo es la primera mujer en dirigir a tiempo completo en la NBA, sino que también es la primera en entrenar a hombres en cualquiera de los deportes más populares de Norteamérica. Más recientemente, los Sacramento Kings también contrataron a Nancy Lieberman, una ex-jugadora incluida en el Salón de la Fama, como asistente para el entrenador George Karl.
Los logros de todas ellas, por desgracia, aún parecen chocantes en un mundo como el del deporte masculino. Seguro que no son las únicas con talento que hay en el universo deportivo; ni el baloncesto o el fútbol americano los únicos deportes en los que puede haber mujeres entrenadoras o jueces. Las disciplinas masculinas, desafortunadamente, siguen pareciendo un coto cerrado para los hombres y el número de mujeres que logran acceder a los puestos de dirección o técnicos sigue siendo poco significativo.
La exclusión del género femenino de los puestos de responsabilidad tampoco es patrimonio único de los deportes. Las mujeres arrastran un largo historial de sexismo y discriminación de género y eso es algo que hay que intentar cambiar. Como ha ocurrido en otros ámbitos, las mujeres han tenido que ir superando barreras, explícitas e implícitas, e ideas preconcebidas creadas por estereotipos sociales y culturales que han generado desigualdad.
Pero si solo se considera a los hombres para entrenar a los equipos masculinos o para arbitrar en las grandes ligas, la mitad de la población estará siendo excluida. Tanto hombres como mujeres reúnen cualidades, competencias y formación equivalentes para solventar las dificultades que puedan surgir en la dirección de equipos o en la aplicación de reglas.
Y es que, aunque todavía queda mucho por hacer, todos estos nombres femeninos antes citados, y los que vengan después, harán que el deporte sea un poco más igualitario.