IVÁN FERNÁNDEZ NO QUISO GANAR UN CROSS A UN RIVAL QUE SE HABÍA EQUIVOCADO DE META
2 de diciembre de 2012, Iván Fernández Anaya, atleta vitoriano de 24 años, disputaba el Cross Hiru Herri en Burlada (Navarra). Iba segundo, a bastante distancia del primero, en la última recta de la carrera cuando observó cómo el seguro ganador, el keniano Abel Mutai, se equivocaba de línea de meta y se paraba una decena de metros antes de la pancarta. Tras él llegó Iván y, viendo la confusión de su rival, lejos de aprovecharse, decidió hacerle ver que tenía que continuar hasta el final, valiéndose incluso de algún empujón para hacer reaccionar a su rival. El vitoriano renunciaba así a la victoria y a imponerse al vigente medallista de bronce olímpico en 3.000 obstáculos.
El gesto de Iván Fernández pasó casi inadvertido entonces, pero, con el paso de las semanas, fue alcanzando una repercusión internacional. Lo sucedido en una discreta prueba atlética en Navarra acabó teniendo eco en periódicos de tirada nacional e internacional.
“Él era el justo vencedor. Me sacaba una distancia que ya no podía haber superado si no se equivoca. Desde que vi que se paraba sabía que no iba a pasarle. No merecía ganarlo. Lo fácil hubiera sido pasarle y decir que había ganado a un tercero en los Juegos Olímpicos hacía tres meses, pero nunca se me pasó por la cabeza. Hice lo que tenía que hacer”, decía Fernández Anaya nada más terminar la carrera.
A Iván, que estudia un módulo de FP en Vitoria pues no piensa que en el futuro se pueda vivir del atletismo, le entrena el maratoniano Martín Fiz. “Fue un gesto de honradez muy bueno. Un gesto de los que ya no se hacen. Mejor dicho, un gesto de los que nunca se han hecho. Un gesto que yo mismo quizás no habría tenido”.
Una nueva muestra de que, tanto en el deporte como en la vida, el fin no siempre justifica los medios.