Un pequeño futbolista de nueve años se ha convertido en un icono frente a la violencia y agresividad que muchos padres trasladan a los terrenos de juego en los que compiten los menores.
Los hechos, que salieron a la luz por las declaraciones del colegiado, ocurrieron en un partido de fútbol en Portugal el pasado 20 de enero de 2018, en un contexto en el que el mundo del arbitraje vive un momento difícil.
Ese día se enfrentaban el Moura AC y el Despertar SC, dos equipos de categoría benjamín de la comarca de Beja, en el sur de Portugal. A los quince minutos de empezar el partido, el árbitro paró el juego por el comportamiento especialmente agresivo que estaba teniendo el padre de uno de los pequeños desde la grada.
De hecho, viendo peligrar su integridad, llegó a solicitar la presencia policial y al no haber policía que interviniera, decidió parar el partido. Un partido que, recordemos, lo estaban jugando niños menores de diez años.
«Este hombre estaba amenazando y perturbando el partido. Frente a esta situación y como no había presencia policial, decidí pararlo», señaló el árbitro Edgar Ramos en las columnas del diario deportivo portugués “A Bola”.
Fue entonces, ante la censurable actitud de este hombre, cuando Martim Venâncio, uno de los jóvenes jugadores del Despertar SC e hijo del ruidoso hincha, se dirigió hacia el árbitro y le preguntó si podía darle un abrazo.
El colegiado le dijo enseguida que sí y Martim le respondió: «señor árbitro, quiero pedirle disculpas por el mal comportamiento de mi padre», tal y como se lee en el informe de Ramos, accesible en la página de internet de la Asociación de Fútbol de Beja.
Este inesperado gesto hizo al pequeño merecedor de una “Tarjeta Blanca”, herramienta lanzada por la Federación Portuguesa de Fútbol en 2017 y que pretende, esencialmente, promover una actitud positiva de fair play en todos los agentes deportivos.
Edgar Ramos, que lleva 20 años en el arbitraje, admite que: «La Tarjeta Blanca es algo que hace bien al fútbol y que motiva a muchos niños. Esta situación me dejó con la boca abierta, pues confieso que fue algo que no esperaba».
Y también añadió que no olvidará jamás el comportamiento ejemplar del futbolista: « En los días que corren fue una situación rara que debería causar inspiración para todos. Fue la primera vez que mostraba una tarjeta de ‘fair play’ y el gesto del chico me dejó muy sensibilizado. Me aporta la motivación para seguir ejerciendo esta función».
Después de una ovación del público al niño, el partido pudo seguir. El padre continuó siguiendo el partido en una esquina de la grada, avergonzado por lo que había ocurrido.
El entrenador de Martim, Diogo Maximino, reveló que al final los dos equipos se alinearon juntos para una foto y que sus jugadores quedaron muy entusiasmados por la Tarjeta Blanca, creyendo que será algo que los marcará para el futuro. De hecho señalaba que el suceso «fue motivo de conversación al final del partido y en los siguientes entrenamientos».