Su nombre es Yago Horno Mateo y tiene siete años. Juega al golf prácticamente desde que aprendió a andar y el pasado mes de marzo dio una auténtica lección de deportividad, un verdadero y precioso tributo a los valores que fomenta el deporte.
Todo ocurrió durante un torneo organizado por la Federación Andaluza de Golf y puntuable para el ranking nacional que se celebró en el recorrido onubense de Isla Canela. Yago firmó una tarjeta de 50 golpes, quedó en segunda posición y batió su propio hándicap.
Felicidad absoluta ya que, más allá de la satisfacción de haber disfrutado en el campo y, además, haber ganado, se abría de par en par las puertas del campeonato de España.
Sin embargo, cuando repasó la tarjeta junto a su padre y gerente del club, Kostka Horno, comprobó que había cometido un error. No había hecho 50 golpes, sino uno más: 51. Su padre le explicó que un error de este tipo cuesta la descalificación, según las reglas del Golf.
Yago, en un acto que le honra, escribió una carta explicando lo que había sucedido y devolviendo los trofeos. Ahora, su presencia en el Campeonato de España estaba en el aire, pero la lección que dio a todos jamás se olvidará.
Kostka Horno es el gerente de Isla Canela Golf (Huelva) y confiesa sentirse abrumado por la repercusión que tuvo la historia de su hijo Yago, el benjamín de siete años. «La historia ha tenido una repercusión que me ha sorprendido mucho, estoy abrumado porque realmente lo único que ha hecho mi hijo es cumplir las normas. No obstante, es cierto que he recibido muchos mensajes y correos de padres valorando mucho la acción y confesando que este gesto les ha hecho reflexionar sobre la manera de vivir el deporte».
Horno cuenta cómo sucedió la historia desde su punto de vista. «Cuando vuelven a casa después de un torneo tengo la rutina con mis dos hijos de pasar los resultados a una tarjeta limpia. Cuando sumé los golpes de Yago vi que los números no cuadraban, me salían 51 y no 50 como se había reflejado en la tarjeta. La pasamos dos veces a limpio y llamé a la Federación Andaluza. Comprobamos las tarjetas y el error estaba en el hoyo 18. Había puesto un 4 donde era un 5».
En este punto, conviene aclarar que los benjamines no hacen la suma de sus golpes cuando entregan sus tarjetas, simplemente aparece el resultado de cada hoyo y es el responsable de la Federación quien hace la suma.
Así las cosas, Kostka habla con su hijo y le comunica el error. «Nada más saberlo se quedó en estado de shock. Estaba muy preocupado por la reacción de los demás. Había sido un error, pero no quería que nadie pensara que era un tramposo. Su gran preocupación era que no se enterara su madre».
Una vez conocido el error había que tomar una decisión. «Yo le dije que él era el jugador y él tenía que tomar una decisión. Podía no decírselo a nadie y quedaría entre nosotros o cumplir con las reglas y comunicar el error al torneo y a la Federación. Se quedó hecho polvo. Se marchó y regresó a la hora diciendo que quería renunciar a los trofeos. Entonces, le dije que mandara una carta junto a los trofeos explicando lo que había sucedido y entre él y su hermano la redactaron», asegura Kostka.
En un mundo donde en ciertas ocasiones se ve como la pillería y los atajos se abren camino, incluso con el reconocimiento de otros, él ya ha aprendido una de las cosas más importantes que el deporte nos puede enseñar: La honestidad y el respeto a las normas y a sus compañeros. Yago Horno perdió ese trofeo de golf, pero de lo que no cabe duda es de que actuó como un verdadero campeón.