“LO QUE NO PODEMOS HACER ES NORMALIZAR LO INACEPTABLE”
Flashscore.es (20/03/2025)
Ángel Andrés Jiménez es el Árbitro de la Paz, un colegiado de base malagueño que decidió tomar medidas ante los abusos sufridos por los colegiados en categorías formativas. El Árbitro de la Paz ha charlado con el Country Manager de Flashscore España Óliver Domínguez y ha explicado sus experiencias, puntos de vista y actividades para promover el respeto y la honestidad en el deporte.
Pregunta: ¿Quién es el Árbitro de la Paz?
Respuesta: El árbitro de la Paz es un árbitro de fútbol y profesor del Colegio Maravillas en Benalmádena, a lo que yo me dedico. Soy árbitro desde la temporada 93-94 y en el año 2006 decidí parar un partido por insultos. Yo creo que es la primera vez que se hacía en España y también, probablemente, en el mundo. Y, a partir de ese momento, saqué un protocolo por mi cuenta. Primer insulto, paramos. Segundo, policía. Tercero, suspensión definitiva. Y bueno, funcionó de maravilla porque en la inmensa mayoría de los partidos no había nada, ni un sólo insulto.
Con los años decidí también, a esas charlas antes de los partidos que tenía con los equipos para avisar de todo esto incorporar a los aficionados, porque ya lo hacíamos con la plataforma 090, que significa cero violencia en 90 minutos, de la que yo soy embajador. Y veíamos que funcionaba, entonces dije, bueno, pues como árbitro también. Y desde entonces la verdad es que mejor todavía. Ese es, resumidamente, el motivo de que me pusiera ese apodo un medio de comunicación. Creo que es cariñoso y me parece que es bonito, lo llevo con gusto.
P: O sea, su decisión finalmente fue optar por, entre comillas, mano dura. ¿Qué situaciones había vivido antes de optar por ese protocolo?
R: Uff, situaciones terroríficas, terroríficas. Hablamos de violencia física, de temer por mi integridad, pero ya a niveles de decir, bueno, ¿Cómo vamos a salir de aquí? ¿Qué va a pasar con nosotros?
He llegado a escuchar barbaridades, barbaridades que, por desgracia, se aceptan como parte del juego y nunca jamás me había planteado tomar medidas, ni había escuchado nunca, en ninguna reunión del comité de árbitros, decir nada de que cuando haya violencia verbal parar los partidos y tomar medidas. Nunca. Se daba como parte del juego, todo el mundo lo normalizaba y esto es lo más triste que podemos hacer, no solamente en el deporte, en cualquier actividad humana, normalizar la violencia, normalizar, digamos, aceptar lo inaceptable.
Yo he sido agredido físicamente en algunas ocasiones, antes de ser árbitro de la paz, y he visto agresiones a compañeros, siendo yo espectador también. Y creo que esto es indecente. Esto no se puede permitir. Y bueno, pues así fui creciendo como árbitro, desde pequeñito, durante muchos años, hasta que llegó este momento en que dije; pues no, a partir de hoy ya no tolero más. Y estoy contento, la verdad, con el cambio y creo que es algo imprescindible, repito, no sólo en deporte, en cualquier actividad de la vida.
P: Ha mencionado la Plataforma 090, háblenos un poco más de ella, por favor.
R: La Plataforma 090 es una iniciativa del Ayuntamiento de Málaga, del Área de Deporte, y desde que nace, pues significa cero violencia en 90 minutos. Es un programa que nace en torno al fútbol, con las muestras de violencia que se veían y que quedan claras, intentando llevar un mensaje de valores, de educación, de respeto, no ya sólo de no violencia, sino de que en general sea el deporte algo educativo.
Nació en torno al fútbol, pero la verdad es que es un movimiento que se ha abierto y tenemos colaboraciones con otros deportes también. Y desde el principio, desde su nacimiento, contaron conmigo porque yo ya venía de muchos años siendo el árbitro de la paz y de buscar que el deporte sea educativo también y de luchar por ello y hacer propuestas y promover iniciativas. Pensaron que yo podía aportar y, con gusto, desde el principio estuve ahí con ellos y ahí seguimos.
P: Volviendo un poco a lo que mencionaba de los partidos, la charla antes de los mismos con los equipos, ¿en qué momento y por qué razón decidió involucrar también a aficionados o familiares?
R: Desde 2006 me muevo en el fútbol base, antes había hecho mi trayectoria hasta donde pude llegar. Fui asistente de Tercera División y árbitro en Regional Preferente. En todas esas categorías las fui subiendo, en las más bajas, pero cuando tomé las medidas ya era árbitro solamente de base. Y claro, veíamos en el 090 que el papel de los aficionados era básico y es básico. Entonces, pensamos que era buena medida charlar con ellos antes de los partidos, poder concienciar del papel tan relevante que tienen para que los partidos se celebren con normalidad y un ambiente bonito.
Los invitábamos a llevar, a aplicar lo que llamamos nosotros el VAR de la afición, es el ver, animar, respetar, sin dar instrucciones a los jugadores para no presionarlos, porque no tiene sentido que la gente que está en la grada ejerza como entrenadora. Hay entrenadores ya para dar las instrucciones a los chavales que están jugando y desde la grada lo único que hay que hacer es animar y, por supuesto, respetar.
Y en esto incidíamos, en buen comportamiento, dar un buen ejemplo, favorecer que los chicos puedan divertirse tranquilamente, sin ningún tipo de presión, y que puedan recibir del deporte la mejor de las formaciones. En todo momento intentábamos transmitir eso. Esto es deporte, y estamos ahí para que sea una actividad fructífera para los chicos y chicas. Y esto es lo fundamental, no ganar o perder.
P: ¿Cómo cree que se podría fomentar más los valores del deporte entre niños y padres y, en manera general, para evitar que se encuentren las situaciones en que se encontró antes de tomar su protocolo o incluso las situaciones que puede vivir cualquier árbitro hoy día?
R: Yo creo que estas charlas son productivas. Esto es una medida importante. Hay que concienciarse de que el marcador no es trascendental. Repito que se puede ganar o perder y ya está, pero lo importante no es si se gana o se pierde, sino cómo se gana y cómo se pierde. Y que a veces ganar puede ser una derrota y perder puede ser una victoria enorme, dependiendo de los valores que hayamos defendido y de lo que los chiquillos y chiquillas hayan vivido y aprendido en ese partido, en los entrenamientos y en su actividad deportiva en general.
Esto es lo básico, el cambio de mentalidad para poner el foco en lo importante, que repito, no es el marcador, sino que es lo que vivimos alrededor del juego. Esto es muy importante y también es fundamental que seamos absolutamente estrictos con un protocolo contra la violencia verbal que ahora sí existe. No existía cuando yo empecé con esto, pero de un tiempo hasta parte, no sé si dos o tres años, sí existe, pero, lamentablemente, no se ejecuta en la mayoría de las ocasiones.
Es decir, hay partidos en los que vemos muestras de violencia y no se hace nada. La mayoría de las veces en que hay violencia verbal en los campos no se hace nada. Sigue sin hacerse nada. Y claro, así estamos haciendo un flaco favor a los que lo practican y, en general, al deporte como el instrumento educativo que es y como actividad que debería ser provechosa para todos y, por desgracia, si no hacemos lo correcto, pues se convierte en nociva en muchos casos.
P: Entonces, la competitividad del deporte profesional, lo que vemos en los medios, afecta negativamente a las categorías inferiores, también en términos de tensión hacia el árbitro.
R: Sí, pero en general afecta cuando hay violencia, presión desmedida, falta de respeto, todo eso se ve y, claro, se va asimilando. Se toma como parte del juego, y, en realidad, esto no es parte del juego. Esto nunca puede ser parte del juego. Y también afecta la trampa, el querer ganar de cualquier manera, el engaño como algo que es bueno y que es de ser listos. Tenemos también otro lema en la plataforma Zona 90, que es el VAR de la honestidad que yo intento aplicar y que pido en mis partidos siempre, y consiste en que las personas que están jugando y las que están en los banquillos deben ayudar a que se haga justicia.
Entonces, el beneficiado por un error, si sabe que es beneficiado, si sabe la verdad, tiene que decírselo al árbitro. He tenido casos maravillosos en los que jugadores me han dicho que efectivamente han hecho penalti, o que no y que tenía que anularlo, y yo, con gusto, rectifico, quito el penalti o le doy el saque de banda a quien corresponda, o quito el córner si no era o lo que haga falta.
Esto hay que inculcarlo también. El deporte tiene que servir para elevarnos, para hacernos crecer en lo individual y en lo colectivo. Y esto implica respeto, honestidad, en fin, los valores del deporte, lo que realmente el deporte es en esencia y que, por desgracia, se pierde con frecuencia.
P: ¿Deberían los medios de comunicación ayudar también a promover estos valores del deporte en lugar de quizás solo mostrar sus resultados y polémicas?
R: Sí, sin duda. Las conductas más positivas tendrían que ser destacadas, fomentadas, aplaudidas y las antideportivas condenadas. Una y otra vez. Hasta que las personas que las están llevando a cabo se den cuenta, reflexionen y quieran cambiar. El que actúa bien tiene que ser reconocido y el que actúa mal tiene que ser señalado, hasta que rectifique. Cuando rectifique, pues maravilloso. Todos nos podemos equivocar, nadie vive en la verdad absoluta, nadie está exento de cometer errores, por supuesto, pero lo que no podemos hacer es aplaudirlo. Eso nunca, jamás. Y por desgracia creo que no se condena lo suficiente.
En tenis, por ejemplo, una persona que insulta es expulsada de la instalación. Y si hay un jugador que engaña, que quiere engañar al juez, que quiere ganar de cualquier manera, sale en los medios. Este tenista que quiso hacer trampa, que borra el bote y le dijo al árbitro que era en la línea y tal, hizo que se confundiera. Eso se ve automáticamente. En fútbol, sin embargo, parece que es como que ha sido muy listo. O sea, se ha tirado, ha engañado al árbitro y lo ha hecho muy bien. No, no, perdón, lo ha hecho fatal. Y hay que decirlo.
P: ¿Se ha encontrado alguna vez con algún padre o jugador que no haya querido escuchar sus charlas prepartido?
R: No. No. Todavía no, la verdad. He tenido la mayoría de las veces la sensación de que se acoge con agrado todo lo que pongo antes de empezar. Y algunas veces he visto a personas que creo que se han involucrado menos, que no han mostrado tanto empeño, digamos, tanta alegría con lo que estaban oyendo, pero nunca nadie que me haya puesto trabas o que me haya respondido mal.
P: ¿Se siente apoyado por las instituciones?
R: (Ríe) Perdón. A ver, yo querría haber sido apoyado por mi federación y mi comité de árbitros, pero no lo fui. Nunca. En ningún momento de mi trayectoria lo he sido. Tengo esperanza de que eso pueda cambiar. Yo ahora ya no árbitro para la federación. Yo árbitro en una liga aparte que se llama Liga Ciudad de Málaga, en la que sí me siento muy respaldado, muy apoyado y tenemos unas medidas súper estrictas contra la violencia que se aplican, que dan resultados.
Tenemos nuestras charlas formativas, intentamos caminar hacia el deporte en el que yo creo. Por eso me siento tan a gusto. Está dentro del espíritu del 090 y la verdad, me siento muy cómodo en esta liga. Pero cuando he arbitrado en la federación no he tenido apoyo. Nunca. Y me habría encantado tenerlo. E igual que me gustaría poder algún día colaborar con la Federación Andaluza de Fútbol y con su comité de árbitros o con cualquier otra federación, otra territorial, o con la española. Me encantaría poder aportar mi experiencia, poder tener una relación normal e incluso volver a arbitrar en alguna federación si se dieran las circunstancias. Me encantaría. Yo no pierdo la esperanza, pero por ahora no ha sucedido.
Por ejemplo, sí tengo contacto con la federación andaluza de balonmano y con la delegación de Málaga, que ellos tienen una campaña muy bonita que se llama ‘Quiero jugar sin insultos’. Y siempre cuentan conmigo y con la plataforma 090 para charlas, para ayudar a concienciar. Y yo voy encantado. Con el fútbol haría lo mismo. Y con quien me llame. Nunca le doy la espalda a nadie. Nunca.
P: ¿Hay que estar loco para ser árbitro como con los porteros?
R: Hombre, el arbitraje es bellísimo, bellísimo, inculco valores maravillosos. A mí me ha hecho aprender muchas cosas importantes en cuanto a valores, en cuanto a madurez, a desarrollo como persona. Pero yo echo la vista atrás ahora, y lo que sí me digo muchas veces a mí mismo es, ¿Cómo pude aguantar tantas barbaridades antes de ser el árbitro de la paz? ¿Cómo es posible que aguantara yo, y aguantaran tantos, barbaridades tan, tan enormes, a veces indescriptibles? ¿Cómo es posible? Yo tampoco lo entiendo muy bien, la verdad. ¿Y cómo siguen aguantando otros compañeros ahora, sin tomar medidas, y cómo sigue habiendo gente que vive semana tras semana infiernos en los campos de fútbol? Yo no lo entiendo. No, no, no lo entiendo. Pero sucede.
P: ¿Ha tenido que llamar a la policía alguna vez cuando ha parado el partido por insultos, después del protocolo?
R: Sí, después del protocolo, cuando yo empecé, en 2006, con este protocolo hasta 2013, que lo apliqué en la federación de forma ininterrumpida, en esos siete años llamé a la policía cuatro veces. Para cualquiera que esté familiarizado con el fútbol, y más en aquella época en la que, repito, nadie tomaba medidas, nadie hablaba de eso, y yo era el único que lo hacía, cuatro veces es muy poco. A ver, es mucho, porque tendrían que haber sido cero, pero es muy poco en comparación con lo que se vivía. O sea, el protocolo daba el resultado. La gente respondía.
Y yo era absolutamente estricto. Absolutamente. Yo no dejaba pasar nada. Y de esa forma, pues, había resultados satisfactorios. Y no se dejaba, porque muchas veces los casos más graves de violencia ocurren porque no se toman medidas cuando la violencia aparece. Si somos estrictos desde la primera muestra, las cosas mejoran, cambian. Eso está claro, yo lo tengo claro. Lo he vivido, lo he comprobado. Es, vamos, ciencia. Es así. Y quiero hacer una puntualización; desde que tengo las charlas con los padres, desde que he incluido a los padres, ya es que cero insultos en los últimos años. Cero, ¿eh?
P: ¿Cuándo le picó a usted el gusanillo del arbitraje?
R: Con 16 años. Yo era alumno del Colegio Maravillas, en Benalmádena, donde estoy ahora mismo, donde soy profesor desde el año 2001. Yo era alumno, antes, y quería que hubiera una liga en los recreos, para jugar. Y entonces le dije a mi profe de Educación Física que, por favor, que organizara una liga. Me dijo, no, organízala tú. Digo, venga, yo lo organizo. Pero, profe, por favor, como no tenemos árbitro, ¿puedes arbitrar? Y me dijo, no, arbitra tú.
Y así empecé. Y cuando yo iba a unos cuantos partidos arbitrados en los recreos, a mis compañeros de otros cursos, porque cuando me tocaba a mí jugar, alguien me hacía el favor de arbitrar. Pero el resto de los días arbitraba yo. Todos los días. Me gustó. Y entonces fui a la federación a apuntarme. Era la temporada 93-94. Y empecé así, accidentalmente. Nunca me había planteado ser árbitro. Nunca.
P: ¿Qué clase de actividades lleva a cabo la Plataforma 090?
R: Tenemos charlas con familias, con algunos clubes, con familias, por las tardes, entre semana. También en esas charlas participo yo. No exclusivamente. Puede haber compañeros, pero es parte de mis acciones también. Tenemos también charlas con entrenadores, que las da un compañero que es psicólogo. Es importantísimo el papel de los entrenadores durante los partidos. Su forma de dirigirse a los árbitros, a los jugadores, a los rivales, todo esto. También es muy importante para que el ambiente sea sano y haya paz en todo momento. Y luego tenemos también una parte de acción que es muy importante con la Liga Ciudad de Málaga, en la que yo arbitro. Hay un especial vínculo de la plataforma 090 con la Liga Ciudad de Málaga, que pone tanto empeño en que se transmitan valores en su competición.
Y luego también algunas colaboraciones, como he dicho, con el balonmano, por ejemplo, y con otros deportes y otras acciones en torneos del Ayuntamiento de Málaga, en los Juegos Municipales, porque es un programa del Ayuntamiento de Málaga. El mensaje, evidentemente, es para el mundo, porque los vídeos nuestros circulan por ahí, y la novela educativa que he escrito está para todo el mundo, pero el programa de actuación es en Málaga.
P: ¿Qué me puede contar sobre la novela, sobre este proyecto?
R: La novela “El árbitro de la paz y el equipo campeones” es una novela educativa para pequeños y mayores, la verdad. Todo el mundo creo que puede sacarle algo de provecho. Una novela sobre el deporte en el que yo creo, la verdad. Un deporte de valores, de respeto, de diversión, de crecimiento, un deporte en el que intentar ganar es lógico, porque competir es sano, es parte del juego, pero no ganar de cualquier manera.
Una novela de valores, del deporte que yo defiendo, donde hay unos personajes que para mí pueden enseñar mucho o llevar a una profunda reflexión. Hay un árbitro que tiene mucho de mí, hay una entrenadora que es maravillosa y un presidente al que le importa pimiento, la verdad, si el equipo va primero, segundo, quinto, lo que importa son otras cosas, y es como debería ser un directivo de base. Ellos son los principales protagonistas de la novela y hay otros personajes que se encuentran con dificultades, lógicamente, porque no todo el mundo piensa igual. Pero se mantienen firmes en sus principios.
P: ¿Le ha reportado alguna satisfacción especial su labor?
R: Decía Séneca que la recompensa de una acción virtuosa es haberla realizado. Esto es la mayor satisfacción que yo tengo, que creo que lo que he hecho es lo correcto. Y la alegría es eso, hacer lo correcto. Eso es lo principal, la principal satisfacción que tengo. Y luego, pues hombre, ha habido muchos momentos también cuando padres en un campo decían que gracias por lo que estaba haciendo, porque esto es lo que debe ser el deporte.
Y he tenido la fortuna de que, la verdad, bastante gente en los campos me ha dicho, sigue, por favor, porque esto es necesario. Pero vamos, repito, lo más importante es que yo siento en mi corazón, en mi conciencia, que este es el camino y que hay que seguir.