Juan Torres Guerrero
Doctor y Licenciado en Ciencias de la actividad física y el deporte. Maestro. Entrenador de Voleibol, balonmano, baloncesto y bádminton. Profesor jubilado de la Universidad de Granada.
CAUSAS DE ABANDONO DE LA PRÁCTICA DEPORTIVA EN EDADES DE FORMACIÓN
1.- Estado de la cuestión
El ámbito de las actividades físicas y deportivas y el contenido pedagógico que consideramos como primera característica que genera su práctica, especialmente grupal, aunque también individual, es un ámbito que potencialmente contribuye a la educación integral de la persona de forma singular. La singularidad consiste en que inciden en las dimensiones cognitivas, afectivas, sociales, éticas y por supuesto motrices como pocos otros ámbitos y prácticas.
La práctica de actividades físico-deportivas constituyen un entorno relevante para el desarrollo psicosocial del niño, niña y adolescente, tal y como han observado, entre otros, Collado-Fernández (2005), Marín-Regalado (2007), García-García (2011), Martínez-Pérez (2012), Cimarro-Urbano (2014) o Caracuel-Cáliz y cols. (2018). La práctica físico-deportiva posibilita interacciones sociales con otros jóvenes y con adultos, les posibilita la adquisición de ciertas competencias básicas que, a diferencia de ciertos contenidos específicos, son multifuncionales pues permite la realización y el desarrollo personal a lo largo de la vida, la inclusión y la participación como ciudadanos activos (Torres-Guerrero, 2013).
Si nos circunscribimos al ámbito de la salud, la actividad físico-deportiva regular es considerada como un componente esencial para una buena salud, así como para la consecución de un óptimo crecimiento y desarrollo en niños, niñas y jóvenes (Trost y Loprinzi, 2008). Diversos estudios (Gálvez, Rodríguez y Velandrino, 2007; Parfitt, Pavey y Rowlands, 2009; Fuentes-Justicia, 2011), constatan la mejora que dicha práctica produce a nivel físico, psíquico y social, así como en la calidad de vida a lo largo de los años Se da una asociación directa entre la práctica sistemática y una mejor competencia percibida, alta autoestima, satisfacción con la vida y aumento de la vitalidad (Castillo y Molina-García, 2009), Igualmente, dicha actividad puede ser de vital importancia en la prevención de enfermedades crónicas: cardiovasculares, diabetes, obesidad, entre otras patologías.
En referencia al ámbito de participación de niños, niñas y jóvenes en actividades deportivas extraescolares, comprobamos como dentro de nuestra Comunidad, hay una gran diversidad, en función del contexto de muestra donde se han realizado las investigaciones.
De manera general, y sin ser muy exhaustivos en el análisis de dichas investigaciones, comprobamos como se nos presentan dos datos relevantes, Por un lado, en todas ellas, la participación femenina es menor entre 15 y 20 puntos que la masculina, y por otro, la disminución de los niveles de práctica a medida que aumenta la edad de los participantes. Estas evidencias nos llevan a la reflexión de que a pesar de los encomiables esfuerzos de los Ayuntamientos, Patronatos, Centros Escolares, Clubes, Empresas de Ocio, Asociaciones de padres y madres, así como de los organismos administrativos locales, provinciales y autonómicos, no han acabado de fructificar de forma total, en el empeño de que la participación de los niños, niñas y adolescentes en edades de formación en actividades físico-deportivas sea general, debido fundamentalmente a una falta de propuestas de conjunto, de cohesión y colaboración.
Las evidencias de los estudios expuestos anteriormente ponen de manifiesto un problema de abandono de la práctica de actividad físico-deportiva a medida que avanza la edad en los jóvenes, que muestra una tendencia hacia la adquisición de estilos de vida sedentarios y poco saludables. Esta situación de abandono de la práctica de actividad físico-deportiva por parte de niños, niñas y adolescentes, es una de las preocupaciones que tiene la Administración Educativa y los profesionales de la actividad física y el deporte, siendo necesario estudiar los motivos de por qué esto ocurre, para poder adoptar medidas que mejoren la situación (Macarro-Moreno, Romero-Cerezo y Torres-Guerrero, 2010).
Los itinerarios deportivos en general en nuestro país, están llenos de abandonos prematuros de la práctica deportiva. Las razones por las que no practican o abandonan la práctica en edades escolares, suelen ser en opinión de Torres-Guerrero (2019), la falta de tiempo y la presión de los estudios. Pero tras estas respuestas suele ser que han encontrado otra manera más satisfactoria para cubrir sus ocios y sus expectativas de realización como persona. De forma más pormenorizada se podrían incluir: la no coincidencia entre los objetivos de los participantes y los de los entrenadores y las instituciones (fundamentalmente los clubes y federaciones), el carácter demasiado específico y reglado de determinadas formas de práctica deportiva, el lugar preponderante de la competición, el sentimiento de no progresar, no ver satisfechas todas sus expectativas que se había forjado sobre esta práctica… y muchas otras que en ocasiones enmascaran realmente la respuesta de “no tengo tiempo”.
Mostramos a continuación diferentes investigaciones a nivel nacional, realizadas con escolares, para verificar las causas de abandono de la práctica físico-deportiva extraescolar, especificando las tres más señaladas.
Del análisis de las causas expuestas por los investigadores, nos llevan a concluir que las principales para no realizar actividad físico-deportiva o el abandono de esta práctica es fundamentalmente “por falta de tiempo”, “por pereza”, “por los estudios”, “por realizar otras actividades de ocio”, y en menor medida por “falta de motivación”, “por lesiones” o por “desacuerdo con los técnicos”.
2.- Pautas para aumentar la longevidad de los itinerarios deportivos de niños, niñas y adolescentes
Una vez conocidas las causas generales y particulares del abandono prematuro de la práctica deportiva en edades escolares, conviene hacer una reflexión sobre el papel que juegan y pueden jugar los agentes de socialización para que estos itinerarios deportivos sean lo más duraderos posibles, convirtiendo la actividad físico-deportiva en un hábito saludable, duradero e incardinado en la vida de los ciudadanos/as.
- El papel de la familia
La influencia que reciben de sus padres y familiares más próximos va a condicionar la jerarquía de valores que los escolares van a tener. El anecdotario deportivo está lleno de ejemplos positivos y negativos de las influencias familiares con respecto a la motivación hacia la práctica y hacia la educación deportiva de sus hijos e hijas. La familia como entorno inmediato que actúa sobre nuestros jóvenes jugadores, podría colaborar, en el objetivo común de una adherencia continuada a la práctica físico-deportiva, realizando entre otras las siguientes acciones:
- Inculcar a los hijos e hijas el espíritu del disfrute por la actividad, por encima de cualquier otro interés.
- Facilitar en lo posible experiencias deportivas positivas tempranas.
- Hacer ver a los hijos e hijas los beneficios psicológicos y sociales de la práctica deportiva, tanto individual como en grupo.
- Procurar valorar más la constancia y el esfuerzo puestos en la tarea que los éxitos que se puedan alcanzar.
- Procurar que los hijos alcancen un buen nivel de autoestima, que disfruten de la práctica y que encuentren en el deporte un espacio-tiempo que fomenta la amistad, la entrega, la cooperación y la solidaridad con sus compañeros y compañeras de juego.
- Mostrar interés por las actividades deportivas de los hijos/as, favoreciendo la comunicación de forma abierta y apoyándolos en todo momento.
- Conocer cuáles son los valores de los docentes (profesores y entrenadores) que están con sus hijos y colaborar y coordinar esfuerzos con ellos.
- El papel de los docentes deportivos (profesorado, entrenadores, técnicos…)
Cuando se pregunta a entrenadores de jugadores/as en edad escolar, mediante cuestionarios o entrevistas, cual es el principal motivo para entrenar a niños, niñas y jóvenes, la victoria acostumbra a quedar en un lugar secundario. Sin embargo, hay que tener presente que las respuestas dadas por los técnicos deportivos, en ocasiones no se corresponden necesariamente con las conductas que estos mismos técnicos realizan en situaciones deportivas concretas y no olvidemos que en las edades de formación el técnico deportivo es para los niños, niñas y jóvenes un espejo en el que tratan de mirarse y en el que ven reflejados comportamientos y valores que tratarán de emular. Entre otras acciones, que podemos realizar para contribuir con ciertas garantías a provocar cambios conductuales en nuestros jóvenes jugadores/a podrían ser:
- Disposición previa para el trabajo en equipo, para abordar situaciones de conflicto y para modificar el clima de nuestro equipo, escuela, grupo de alumnos.
- Disposición para acordar un conjunto de normas y valores compartidos.
- Contribución progresiva a su desarrollo profesional que surja de las nuevas propuestas metodológicas.
- Sentirse siempre más educadores que técnicos.
- Tener siempre presente que las acciones que uno hace tienen más fuerza que las palabras.
- Trasladar a quienes están bajo su tutela, que lo que da sentido al juego es el respeto a las normas, a los compañeros y a los eventuales adversarios ya que sin ellos no sería posible su propia práctica deportiva.
- Utilizar siempre un enfoque positivo para corregir los errores.
- El papel del grupo de iguales
El grupo de iguales es un grupo de referencia que en la fase de la adolescencia cobra especial importancia, dada la tendencia a buscar relaciones simétricas y la creciente independencia del sujeto respecto a sus madres/padres.
La experiencia deportiva es muy importante para los niños y niñas, y las relaciones con sus compañeros afectan su estatus, su autoestima, y en consecuencia su autovaloración. No hay duda que la experiencia en el deporte es un campo valorado por niños/as y adolescentes, un campo en el que ellos pueden experimentar presión, ansiedad o satisfacción. Así, la aceptación de los compañeros/as está asociada a características tales como la edad, sexo, clase social, atractivo físico, y logro académico. Ser un deportista es un valor social importante para los escolares. Algunas consideraciones a tener en cuenta:
- A través de las relaciones con los compañeros/as de actividad físico-deportiva, se adquiere la habilidad de ver las cosas desde el punto de vista de los demás, y se desarrollan habilidades sociales que reducen el aislamiento.
- Los compañeros/as ofrecen unas experiencias de relaciones igualitarias, y ayudan a que los niños/as y jóvenes, se hagan más independientes.
- El apoyo que se percibe de los iguales, entendido como el ánimo y apoyo que reciben niños y adolescentes en su entorno de amistades más cercano, es uno de los pilares para que el/la adolescente practique actividad físico deportiva.
- La influencia que tienen las amistades en la adolescencia, por un lado, porque les sirve como protección contra los aspectos negativos como el rechazo, y por otro lado porque les produce un aumento de la autoestima.
- Los compañeros/as influyen decisivamente en la motivación hacia la práctica, de una forma relativamente independiente a la de los técnicos deportivos o la influencia de la familia.
- El grupo de iguales es considerado como uno de los principales motivos de inicio y mantenimiento en la práctica físico-deportiva, así como uno de los posibles motivos de abandono.
- El papel de los medios de comunicación
Los medios de comunicación de masas confrontan muy pronto a los niños/as y adolescentes con actitudes y normas de conducta, a veces muy distintas a las que percibe en su propio entorno familiar y social. Consideramos que los medios de comunicación son un instrumento muy valioso para la difusión de la práctica deportiva, pero también pueden ser un instrumento negativo que posibilite el abandono de esta práctica. Tienen una gran eficacia por su capacidad de difusión, por lo tanto, si se utilizan para valorar y resaltar los valores educativos correspondientes a la edad escolar, serán una herramienta de un valor incalculable. Pero en el momento que analicen el Deporte Escolar siguiendo el modelo competitivo adulto, aumentarán las posibilidades de abandono de la práctica deportiva en nuestros escolares. Algunas pautas a seguir podrían ser las que siguen:
- Resaltar las acciones y comportamientos generosos y positivos que se producen en los acontecimientos deportivos, evitando la magnificación de los hechos negativos.
- Resaltar las virtudes humanas puestas en juego, más que los resultados como objetivo único.
- Elaborar mensajes en los que se transmita el verdadero valor del ejercicio físico y del deporte, renovando el viejo espíritu deportivo
- Prestar atención no exclusivamente al deporte espectáculo y de competición, sino a otras manifestaciones que forman parte de la cultura de los pueblos.
- Comunicar mensajes que consideren como éxito el progreso de los deportistas, más que la victoria o el máximo rendimiento deportivo.
- Hacer una clara diferenciación entre el Deporte Escolar y otras formas de actividad física y Deporte (no solo en los encabezamientos de los artículos, si no en la forma de desarrollarlos).
- Promover la realización de programas que analicen el estado de la ética y el juego limpio en el Deporte, resaltando aquellos equipos que más la desarrollen.
- El papel de las Instituciones organizadoras
Las Instituciones organizadoras que asumen la responsabilidad de la promoción y gestión deportiva en jóvenes en edad escolar, no deben limitarse a convocar sus actividades a través de poner en circulación una simple regulación de los requisitos y procedimientos para recibir subvenciones o unas “normas” para participar en determinadas actividades. Deben asumir el compromiso de formar a los deportistas desde un concepto integral de la persona, deben partir de la premisa de que la competición es formativa siempre y cuando se hayan creado las bases para ello, y así se haya manifestado de manera explícita, eludiendo modelos de deporte de adultos que en muchas ocasiones se trasvasan con ligeras modificaciones. Entre otras acciones podrían:
- Liderar la función de coordinación entre todos los elementos que componen el entramado que influye sobre las actitudes, valores y creencias de los deportistas en edad escolar.
- Cooperar con los Centros escolares, clubes, equipos, asociaciones … en el desarrollo de las actividades deportivas, no se trata del modelo de deporte, sino de la intencionalidad educativa que impregne toda manifestación deportiva.
- Diversificar la oferta de actividades en función de múltiples objetivos de práctica, desde la competición educativa, hasta actividades de recreación.
- Explicitar en las normativas de organización cuales son los objetivos prioritarios de educar en valores, de fairplay por encima de otros elementos que deben de quedar en segundo plano.
- Apoyar cuantas iniciativas estén destinadas a promover el juego limpio en el deporte y alentar a los centros, clubes y asociaciones de su ámbito de actuación que concedan prioridad a este objetivo.
- Garantizar una mejor formación para los dirigentes, árbitros y técnicos relacionados, sobre todo, con el deporte infantil.
Algunas reflexiones finales
Para finalizar me gustaría manifestar una serie de reflexiones que podrían considerarse como resumen de lo anteriormente expuesto:
- Los objetivos en Deporte en Edad Escolar habría que entenderlos más que como estados terminales a conseguir, como metas que guían el proceso, constituyendo un marco de referencia para decidir las posibles direcciones a seguir durante el transcurso del período de formación.
- Si en las edades de formación no se crean unas bases duraderas para una motivación para el aprendizaje, no se contraerá un compromiso individual y colectivo y los jóvenes abandonaran el deporte porque encontrarán otras actividades mas atrayentes.
- El éxito por encima de todo, no justifica el enfoque de algunos técnicos deportivos y padres, que sobrevaloran determinadas cualidades de los niños, llegando a perjudicarlos seriamente. No se tiene en cuenta que el principal enfoque ha de ser la responsabilidad pedagógica.
- La iniciación deportiva y el entrenamiento con niños, niñas y jóvenes debe tener un marcado carácter pedagógico. Los jóvenes deben ser educados en los valores del deporte y a través de sus actividades, hacia la búsqueda de su propia personalidad.
- La ética en el deporte no está en su esencia, sino en su acción práctica. La formación deportiva debe fomentar la ética sabiendo que lo importante es la opción, el valor de actuar de una manera correcta ya que no se trata de imponer, sino de invitar a la realización de los mismos de una forma concreta y educar la voluntad para conseguirlo.
Referencias
Caracuel-Cáliz, R., Torres-Campos, B., Padial-Ruz, R. y Cepero-González, M.M. (2018). La escuela como agente de socialización y su influencia en la adquisición y mantenimiento de hábitos saludables y no saludables. Education, Sport, Health and Physical Activity (ESHPA) Vol. 2 Núm. 2 Pág. 207-216
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Cimarro-Urbano, J. (2014). Adquisición y mantenimiento de hábitos de vida saludables en los escolares del tercer ciclo de Educación Primaria en centros de las comarcas del Sur de Córdoba, y la influencia de la Educación Física sobre ellos. Tesis Doctoral: Universidad de Granada.
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